“La historia enseña que ninguna clase oprimida ha llegado ni podría
llegar a dominar sin un período de dictadura, es decir, sin conquistar el poder
político y aplastar por la fuerza la resistencia más desesperada, más rabiosa,
esa resistencia que no se detiene ante ningún crimen, que siempre han opuesto
los explotadores. La burguesía, cuya dominación defienden hoy los socialistas, que
hablan contra la "dictadura en general" y se desgañitan defendiendo
la "democracia en general", conquistó el poder en los países
adelantados mediante una serie de insurrecciones y guerras civiles, aplastando
por la violencia a los reyes, a los señores feudales, a los esclavistas y sus
tentativas de restauración.”
V.I. Lenin.
La dictadura burguesa y terrateniente se ha mantenido desde que Chile se formó como república, lo que conocemos hoy en día en Chile como “El golpe militar” no es más que un reordenamiento de las piezas en favor de la misma burguesía y terratenientes, que por lo demás nunca perdieron el poder político completamente y eso quedó demostrado el 11 de septiembre de 1973. El asumir que por la vía pacifica se va a conquistar el socialismo es en el mejor de los casos, una ingenuidad absoluta. El sistema político tal como se encuentra hoy en día en la mayoría de las naciones del mundo, no responde solo a un desarrollo político en particular de cada país, sino que también a una era, la era de la burguesía, y sumado a esto, desarrollada en su nivel superior, que es la era del imperialismo, en donde los países imperialistas, resguardan el orden burgués en todo el mundo, encabezados por la nación imperialista por defecto, en este caso, EE.UU: El imperialismo norteamericano.
Romper la dominación
cultural y su lógica formal, y pensar
dialécticamente.
La educación formal burguesa, más los medios de
comunicación masivo y en menor medida (en esta época) la religión, en su rol de
dominación cultural, nos han mostrado un mundo y una sociedad inamovible, una
sociedad donde los cambios deben hacerse a través de las leyes y respetando el “Estado
de derecho”, que todo cambio debe pasar por la misma democracia que nos oprime.
Y parafraseando a Lenin nos hablan de “la democracia en general” y “la
dictadura en general” como si existiera un solo tipo de democracia, y como si
existiera solo un tipo de dictadura, se quiere dar por hecho en las mentes del
pueblo que no hay nada más que esta democracia burguesa y que cambiarla sería
imposible, diciendo “los cambios radicales ya pasaron” apelando al fin de la
historia. Nada más falso y fríamente planeado para que las personas ni siquiera
piensen en algo que no sea la democracia burguesa para manifestarse,
desestimando moralmente la violencia revolucionaria, pero avalando con la misma
moralidad la violencia de las fuerzas policiales y militares provenientes del
Estado Burgués terrateniente.
Para poder asumir un cambio revolucionario, es
necesario desprenderse completamente de todo aquello que la burguesía ha
insertado a la fuerza en nuestras mentes a través de la educación, los medios de comunicación y
la religión, sacar de nuestra concepción la lógica formal sustentada en que el cambio es
imposible, y apoyarnos en la mirada dialéctica materialista en que el cambio
revolucionario es posible e incluso inevitable. La historia nos demuestra que las
clases dominantes se pueden mantener por cientos de años en el poder, pero inevitablemente
se va a ver superada por una nueva clase, una nueva era, en este caso la era
del proletariado y el campesinado, es por ello necesario asumir que ninguna
democracia burguesa, ni con el gobierno más progresista puede ayudar al pueblo,
independiente de sus buenas intenciones, ya que, quienes controlan esta
democracia es la burguesía y los terratenientes con el imperialismo yanqui, es
decir, es querer jugar un juego en el que el contrincante pone las reglas, lo
cual hace imposible ganar. Para ganar es necesario romper las reglas del juego,
no todas las vías son posible, ni conducen a la victoria, la
revolución es el sendero que sigue el pueblo para aspirar a su liberación
total de las cadenas que lo oprimen.
El pensar que la democracia burguesa (aunque
sea un gobierno progresista) es la única opción para construir una sociedad
mejor, es una de las mayores falacias de la época moderna, sumado a la
reducción del pensamiento a una simple lógica formal. La contraposición a este
pensamiento, es la visión dialéctica donde se asume una mirada hacia el futuro
fuera de esta injusta y demagógica democracia burguesa y
terrateniente. El pensar en otro régimen político y económico, es aspirar a una
sociedad mejor, es remover completamente las estructuras, hacer un cambio de
raíz en pos de que el pueblo posea una mejor situación no es una quimera, sino
es el deseo más real y materialmente posible que se puede querer, lo idealista
es pensar que el régimen burgués va a durar para siempre, la historia nos
muestra que esto no va a ser así.
La dictadura militar burguesa y terrateniente
“…Ante todo, ese
argumento se basa en los conceptos ‘democracia en general’ y ‘dictadura en general, sin plantear la
cuestión de qué clase se tiene presente. Ese planteamiento de la cuestión al
margen de las clases o por encima de ellas, ese planteamiento de la cuestión
desde el punto de vista -como dicen falsamente- de todo el pueblo, es una
descarada mofa de la teoría principal del socialismo, a saber, de la teoría de
la lucha de clases, que los socialistas que se han pasado al lado de la
burguesía reconocen de palabra y olvidan en la práctica. Porque en ningún país
capitalista civilizado existe la ‘democracia en general’, pues lo que existe en
ellos es únicamente la democracia burguesa, y de lo que se trata no es de la
‘democracia en general’, sino de la dictadura de la clase es decir, del
proletariado, sobre los opresores y los explotadores, es decir, sobre la
burguesía, con el fin de vencer la resistencia que los explotadores oponen en
la lucha por su dominación.”
V.I. Lenin
Asumiendo lo que nos plantea Lenin que no existe una “democracia en general” y
una “dictadura en general”, la definición para la diferencia con el régimen
burgués anterior al 73 y posterior al 89, y el del periodo de Pinochet es la característica
militar, eso deviene en que las fuerzas que poseen el monopolio de la violencia
dentro del régimen burgués, ejercieron una violencia más exacerbada contra el pueblo porque vieron un nivel de
conciencia política muy alto, y asumieron reprimir el ascenso popular y convertir a Chile en una colonia directa del imperialismo Yanqui. Aquí aprovecharon de reprimir a organizaciones como el MIR los cuales,una parte, no tenia que ver con el gobierno pero incluso eran un peligro más grande para la burguesía.
El cambio de las estructura económica fue una
pugna inter burguesa, como comprobación de esto, se puede dar el ejemplo de Argentina
donde existió posteriormente una dictadura militar burguesa similar a la de
Chile y no apeló a la liberalización extrema de los mercados enseguida ni en convertir
todo lo público en privado, sino más bien fue una economía nacional
burguesa-terrateniente la que controló el país, siempre custodiado por el
imperialismo, pero tomando más distancia de lo que ocurría en Chile donde EE.UU. movía directamente los
hilos de la economía nacional. En Chile
el imperialismo se encontraba presente en cuerpo y alma y los Chicago boys
contribuyeron a esto.
Las buenas intenciones pero ingenuidad de
algunos, más la malas intenciones de plano de otros, sumado a la premisa que:
independiente quien controle el gobierno innegablemente el Estado le pertenece
a la burguesía mientras no se les
expulse por la fuerza. Hizo que millones de chilenos y chilenas fueran
asesinados, torturados, vejados, y abusados por la columna vertebral del viejo
Estado, es decir la fuerzas armadas y de orden, se demostró más claramente que
la función del Estado es ser una máquina de opresión de una clase sobre otra.
La opresión y represión encarnizada de los militares contra el pueblo de Chile
fue un recordatorio que el Estado en esta era les pertenece a ellos y que si no contraponemos violencia revolucionaria a su violencia reaccionaria, el triunfo nunca será nuestro.
La realidad actual
comprueba nuestra premisa, la rebelión se justifica.
“Todos los
socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, de
la democracia burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado el
pensamiento que con la máxima precisión científica formularon Marx y Engels al
decir que la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina
para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los
trabajadores por un puñado de capitalistas. No hay ni un solo revolucionario,
ni un solo marxista de los que hoy vociferan contra la dictadura y en favor de
la democracia que no haya jurado ante los obreros por todo lo humano y lo
divino que reconoce ese axioma fundamental del socialismo; pero ahora, cuando
el proletariado revolucionario empieza a agitarse y a ponerse en movimiento
para destruir esa máquina de opresión y para conquistar la dictadura proletaria
esos traidores al socialismo presentan las cosas como si la burguesía hubiera
hecho a los trabajadores el don de la ‘democracia pura’, como si la burguesía
hubiera renunciado a la resistencia y estuviese dispuesta a someterse a la
mayoría de los trabajadores, como si en la república democrática no hubiera
habido y no hubiese máquina estatal alguna para la opresión del trabajo por el
capital.”
V.I. Lenin
Se han escuchado muchos perdones y muchas
palabras al viento, sobre lo que se hizo o dejó de hacer durante el periodo de
la dictadura militar burguesa y fascista del tirano, y no hacen más que
confundir a las personas en quienes son los responsables, y obligan asumir una
“reconciliación” a partir de un discurso pre-elaborado que sirve para dejar las
cosas hasta ahí, sin mirar hacia atrás. Su llamada reconciliación, es lavarse
las manos y continuar sin problemas viviendo a costa del viejo Estado.
En la actualidad nos encontramos que la
dictadura burguesa se mantiene, ahora con los civiles y que la característica
particular es que sigue reproduciendo el sistema económico y político impuesto
por los militares, y que el primer presidente electo en “democracia”, Aylwin
fue uno de los principales artífices e instigadores del golpe de Estado. Esto
es una de las primeras cosas que nos confirman que el golpe de Estado es parte
del régimen burgués al igual que cualquier otro gobierno en esta democracia
burguesa, tomado siempre como un gobierno más y continuando sus política. Si uno a esto le
suma que el tirano Pinochet nunca fue juzgado por sus crímenes contra personas
(porque ni siquiera se pensó en juzgarlo por el cambio económico), ni ninguno
de los oficiales y altos rangos de los militares. Incluso algo más importante, los autores intelectuales del golpe como
Guzmán, el pueblo tuvo que ajusticiarlo, porque nunca se pensó tampoco en
hablar algo contra él. El señor Buchi responsable económico del gobierno
militar, y el señor José Piñera (hermano del presidente) creador del sistema de
fondos de pensión más salvaje del planeta donde se roba la plata de todos los
Chilenos siguen libres y ejerciendo sus profesiones. Alberto Cardemil, el
subsecretario del interior de un gobierno no “democráticamente” elegido y que
ejerció la violencia contra personas solo por pensar distinto, se encuentra
libre y ejerciendo como diputado de la república. Todo el partido de la Unión
Demócrata Independiente, responsables directos del golpe Junto a su dirección
Jaime Guzmán (ajusticiado), se encuentran normalmente ejerciendo sus funciones
en el parlamento y en el ejecutivo. La misma constitución, el mismo sistema
económico, un golpista torturador y asesino
como Cheyre como garante de la democracia en el servicio electoral,
estos y muchos ejemplos más hay para comprobar lo que planteamos. ¿Qué prueba más se necesita para comprobar que la burguesía nunca va a permitir que el pueblo llegue al poder por su democracia? ¿Qué nos dice
todo esto? Quien podría negar que la dictadura militar burguesa solo es una
parte y continuación de las misma dictadura burguesa y que continua hasta estos
días.
Es por ello que todo lo anterior más la sangre
de los caídos nos enseñan que la vía pacífica, que las elecciones, no son una
opción para conquistar el poder para el pueblo, que a través de sus mismas
reglas nunca se va a conseguir nada para nuestro pueblo, y que para conquistar
el poder y realizar cambios se necesita extirpar a la burguesía del Estado
mediante la violencia revolucionaria, la revolución, estableciendo una
democracia para el pueblo y una dictadura para la burguesía, es decir, la dictadura
del proletariado. Para que el proletariado pueda realizar los cambios profundos en beneficio de su
pueblo, y para que la burguesía no pueda nuevamente tomar el poder y continuar
explotando y oprimiendo al pueblo, es inevitable la dictadura del proletariado.
Ningún candidato, ni el más progresista nos representa, el método del pueblo
debe ser la lucha, la lucha por sus reivindicaciones y la lucha por el poder,
la historia nos comprueba y nos recuerda hoy que el socialismo no se puede
conquistar por las vía pacifica, mientras asesinos, opresores y represores se
mantengan en el Viejo Estado, el pueblo no podrá ejercer su poder en pos de la
mayoría, por ello apelamos al único camino posible, la revolución, y que en una
nación semifeudal y semicolonial se da a través de la guerra popular y de un
partido revolucionario en miras hacia la conquista total del poder en el país, donde
el pueblo sea el que realmente gobierne y la burguesía que quiera restaurar su
poder, sea la reprimida. Porque las nuevas generaciones ya se dieron
cuenta de esta farsa en que vivimos y comenzaron a luchar por su liberación.
¡Adelante compañeros, por
la Revolución!
¡Ni progresista, ni
nulo ni blanco, no votar!
¡Con la historia
aprendimos que el poder nace del fusil!
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